La Semana Santa de Murcia ha sido distinguida este año 2011 con la declaración de fiesta de Interés Turístico Internacional. Hasta la fecha, en la Región ya existían dos fiestas pasionales con esta categoría. La primera fue la Semana Santa de Cartagena, que obtuvo el reconocimiento en 2005. Dos años después, en 2007, el Ministerio acordó que los desfiles procesionales de la Semana Santa de Lorca también merecían esta distinción.
Como murciana y apasionada de cada uno de los rincones de mi Región, me sentí muy orgullosa en su momento de las menciones de Cartagena y Lorca, dos ciudades que me encantan y que visito con frecuencia. Pero en esta ocasión, me encuentro con una situación que me escandaliza. Leo apenada en foros, en comentarios de noticias de diarios digitales y en redes sociales a murcianos tirando por tierra la declaración de la fiesta de la capital (no enlazo por eso de decir el pecado y no el pecador).
Pues dejen que les diga una cosa. Las agencias turísticas que ofrecen viajes a la Región incluyen visitas a distintos municipios porque, por suerte o desgracia, ninguna localidad es lo suficientemente monumental como para necesitar más de una jornada (como mucho dos) de visita.
Por este motivo, un alto tanto por ciento de turistas que vienen a Murcia atraídos por una fiesta concreta, terminan también visitando Lorca y Cartagena, entre otros municipios y, por ende, consumiendo en sus comercios y comprando en sus tiendas. Por eso creo que, aunque muchos no se alegren de corazón, al menos podrían hacerlo por los beneficios colaterales. Al fin y al cabo, todos navegamos en el mismo barco.
Mi más sincera enhorabuena al Cabildo Superior de Cofradias de la Semana Santa de Murcia, a todas y cada una de las cofradías y quienes las integran por una distinción que, creo, tienen más que merecida.
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